Bolivia, sin gas y en crisis

El organismo internacional sostiene que son inciertos los resultados de los esfuerzos que hace la empresa estatal del petróleo por encontrar nuevos yacimientos que reemplacen a los descubiertos por gobiernos anteriores al MAS.

Desde este lunes, Guatemala registra más de una docena de bloqueos a sus carreteras a raíz del alza anunciada en el precio de los combustibles que, a su vez, implica el cierre de las tres principales aduanas en el país.

Todas estas medidas han derivado en una serie de problemas con los países de la región centroamericana, donde no se puede llevar a cabo el intercambio comercial y, por tanto, se ve directamente afectada la recaudación local.

“Hay una afectación a los tránsitos que van a todos los países de la región centroamericana, tanto a nivel de importaciones y exportaciones”, alertó a la agencia AFP Werner Ovalle, intendente de Aduanas de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) de Guatemala.

A comienzos de la semana, una gremial de transportistas de carga y de pasajeros iniciaron la ola de protestas a las que, más tarde, se sumaron otros grupos afines. El objetivo de esta medida es conseguir que el presidente Alejandro Giammattei aplique medidas que rebajen el precio de los combustibles en el país, así como establecer un tope en el valor de los derivados del petróleo.

Las reservas de gas natural de Bolivia se agotan en un ritmo cada vez más acelerado, dice el FMI cuando la balanza energética (exportaciones contra importaciones) arrojó un déficit de 1.000 millones de dólares entre enero y septiembre de este año.

El organismo internacional dice que son inciertos los resultados de los esfuerzos que hace la empresa estatal del petróleo (YPFB) por encontrar nuevos yacimientos de gas natural que reemplacen a los descubiertos por gobiernos anteriores al MAS.

El déficit en la balanza energética tiene una complicación mayor, porque el precio al consumidor de los combustibles importados, gasolina y diésel oil es subvencionado y es de 54 centavos de dólar el litro, el cuarto más barato de Sudamérica, después de Venezuela, Ecuador y Colombia. Mientras en Brasil cuesta 93 centavos y Argentina 1,05. Lo paradójico es que el precio de la gasolina en Arabia Saudita es de 62 centavos y en los Emiratos Árabes 83.

El FMI dice que esa subvención representaba 1,5% del PIB boliviano, pero que ahora llegó a 3,7%, un nivel preocupante, cuando el organismo insiste en que se debe reducir el gasto público de inmediato.

La falta de gas se debe a que las petroleras extranjeras dejaron de invertir en exploración en Bolivia desde 2006, cuando el gobierno de Evo Morales cambió el texto de los contratos de operación pero por razones políticas decidió llamar a eso una “nacionalización”, lo que molestó a las casas matrices.

En 2013, la producción de gas era de 62 millones de metros cúbicos por día, y ahora sólo llega a 38 millones, lo que obliga a disminuir los volúmenes que se envían a Argentina y Brasil, que debían ser de 20 millones por día pero son de solamente 14 millones.

Los dos países vecinos están tomando previsiones para el momento en que Bolivia suspenda los envíos de gas. Argentina construye los gasoductos para llevar al norte de su territorio el gas neuquino de Vaca Muerta, mientras que Brasil avanza en sus proyectos de usar el gas de los yacimientos submarinos “pre-sal”, además de recibir el gas argentino en el sur y en la región paulista.

El experto Álvaro Ríos dice que el gas argentino podría llegar a la región paulista atravesando Bolivia para lo que usaría los gasoductos que habrán quedado vacantes cuando hayan cesado las exportaciones bolivianas a los dos países. Y el abastecimiento del sur brasileño sería mediante el gasoducto que se debe construir por Uruguayana. Parte del gas que pasaría por Bolivia en esa eventualidad podría quedarse en el país para atender la demanda interna, que es de 14 millones de metros cúbicos día.

Las exportaciones de gas a Argentina comenzaron en 1972 y los envíos a Brasil en 1999

La información de que aumenta el ritmo al que cae la producción confirma las predicciones de los expertos: nunca llega a extraerse todo el gas contenido en los campos en explotación porque suelen inundarse y así se adelanta el momento del agotamiento final.

Esta crisis del gas provoca una situación muy difícil para la economía de un país que ha estado recibiendo fabulosos montos por sus exportaciones, que fueron muy mal invertidos, como una planta de urea que costó 930 millones de dólares y no opera.

Toda esta situación se da cuando el gobierno está enfrentado a las protestas de Santa Cruz por la fecha del censo, y ha mostrado que no tiene capacidad para ocuparse de dos temas tan difíciles al mismo tiempo.

Cuando comenzaba el conflicto del censo, prohibió las exportaciones originarias de Santa Cruz para castigar a ese departamento, pero olvidó que esas exportaciones eran vitales para contar con dólares que permitan mantener las importaciones de combustibles.

Ahora, el Banco Central tiene solamente en sus reservas 863 millones de dólares, las más bajas desde 2005, monto que apenas sirve para dos meses de importación de combustibles.

El gobierno acaba de levantar la prohibición de exportaciones, pero ocurre que la protesta de Santa Cruz se mantiene firme y todo el comercio, interno y externo, está paralizado.

Para reducir el gasto público, habrá que despedir a gran parte de los 534.000 funcionarios de la administración pública, quizá hasta reducir esa cantidad a 200.000, que eran cuando llegó Evo Morales al gobierno en 2006.

Dos pesadillas para Luis Arce, que se suman a su ruptura con Morales, su mentor.

Déficit comercial en combustibles ya supera los $us 1.000 millones hasta septiembre

El valor de las importaciones de diésel y gasolina ya supera en más de $us 1.000 millones (a septiembre de 2022) al de las exportaciones de gas natural, un indicador que denota la delicada situación del sector hidrocarburífero de Bolivia y que proyecta un déficit comercial energético para los próximos años.

Según el reporte del Instituto Nacional de Estadística (INE), de enero a septiembre de esta gestión, las internaciones de combustibles y lubricantes sumaron $us 3.323 millones, mientras que las ventas externas de gas acumularon $us 2.305 millones.

Esta inédita situación, más la tendencia de los últimos años confirman que “Bolivia está en camino a ser un país importador y que, de ahora en adelante, la balanza comercial energética será negativa”, afirmó Álvaro Ríos, ex ministro de Hidrocarburos.

Perspectivas

Los datos del INE echaron por tierra todas las previsiones con las que se inició esta gestión. YPFB, por ejemplo, proyectó que las compras de diésel y gasolina no serían mayores a los $us 2.960 millones en ingresos estimados que este 2022 recibirá por la venta externa de gas natural. No obstante, faltando tres meses para acabar el año, ya se sobrepasó con creces el récord de $us 2.120 millones en importación de combustibles de 2021.

“Si vamos a continuar así, vamos a llegar a un punto en el que ya no se va a poder (mantener la subveción) y ahí van a tener que subir el precio de los combustibles, y eso va a ser una catástrofe”, consideró Juan Yujra, secretario ejecutivo de la Federación del Transporte Pesado de Santa Cruz.

“Los mayores ingresos por el gas, principalmente por el que se exporta a la Argentina, no han podido equilibrar las enormes importaciones que hay que hacer hasta fin de año”, sostuvo Ríos, quien calcula en forma “conservadora” que hasta fin de año el balance entre lo que se recibe por gas y lo que se gasta será deficitario en más de $us 1.000 millones.

Las causas son conocidas: la declinación de la producción hidrocarburífera en el país; el aún elevado precio internacional del petróleo, por causa de la guerra; la escasez y mayor demanda de diésel en el mundo; y el mayor consumo de combustibles subvencionados en el mercado boliviano. “La combinación de estos factores hace que la situación se vuelva mucho más complicada en Bolivia, sobre todo por la negativa del Gobierno de modificar la estructura jurídica”, dijo Hugo del Granado, exvicepresidente de YPFB.

Esta estructura, detalló, contiene una serie de obstáculos para la inversión privada -como su dura carga fiscal- que causan el abandono de las actividades prospectivas y una inversión no más que suficiente para mantener el menguante ritmo de producción. “Todo esto confirma un panorama muy desalentador para la industria petrolera en Bolivia”. Así que lo más probable es que el déficit “se agudice” y que aumente el riesgo de que en el futuro se tenga que importar incluso gas natural.

Yujra expresó su preocupación por el déficit comercial energético y recordó que un efecto de ello es que, a mediados de este 2022, la petrolera estatal tuvo problemas para importar combustibles.

Sobre el tema, el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, en entrevista con EL DEBER, dijo que hace muchos años la importación de combustible no era lo que es ahora. Pero el crecimiento del país, la economía y el agro en Santa Cruz hacen que aumente el consumo también. Y que sí, los campos tienden a bajar, es obvio que la brecha seguirá aumentando y es ahí donde tienen que atacar.

 

YPFB envió menos gas a Argentina por falla en el campo Margarita

Transportadora Gas del Norte (TGN) de Argentina reveló que el jueves el sistema de gas del norte se declaró en alerta porque Bolivia redujo a cero la inyección de gas desde las 22:00. De acuerdo con el portal EconoJournal, lo único que trascendió desde Bolivia es es que hubo un problema en el yacimiento Margarita en la región sureña de Tarija.

Efectivamente, el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Armin Dorgathen, confirmó que la planta Margarita tuvo un paro a las 16:50 y restableció flujo a las 17:40.

Desde el vecino país indicaron que la primera medida fue solicitar a Cammesa, la compañía argentina encargada de operar el mercado eléctrico mayorista de Argentina, que reduzca su consumo de energía en el norte del país; reemplazando el gas por combustibles líquidos en las centrales térmicas de la región, a fin de que el imprevisto no afecte la presión del conjunto del sistema.

Pese a que la petrolera boliviana afirma que se restableció el servicio en menos de una hora, fuentes oficiales de Argentina indicaron que en la mañana del viernes recién la provisión boliviana comenzó a recuperar lentamente la inyección en el sistema de gasoductos argentino.

El viernes, YPFB estaba enviando unos 3 millones de metros cúbicos (MMm3) a Argentina, menos de la mitad de lo que venía exportando (unos 7 MMm3/día). “Es un escenario dinámico. Es mejor que nada y podría ayudar a contener la situación”, señaló a EconoJournal una fuente oficial que siguió de cerca el tema desde el jueves.

Las transportistas de gas y la petrolera argentina Ieasa, y el ente regulador, monitorean el despacho del sistema para conocer el estado del linepack (presión) en la red troncal. Se estima que, por la baja de Bolivia, se perdió un stock de cerca de 2 MMm3 de gas.

Consultado Dorgathen acerca de si Argentina cumple con el pago por las exportaciones de gas -tomando en cuenta la escasez de dólares-, afirmó “los pagos están llegando, cuando existen retrasos se cobran intereses, pero no hay retrasos significativos”.

Declinación preocupa

La declinación en la producción de gas natural es un tema que preocupa. Para el analista Francesco Zaratti, la situación es insostenible. Dijo que la producción de hidrocarburos ha caído porque las empresas capaces de realizar inversiones de riesgo en exploración “se han ido de Bolivia con la nacionalización”. “Las que quedaron se dedicaron a explotar y monetizar las reservas de antaño. Revertir ese fenómeno no es simple ni inmediato”, explicó.

No obstante, YPFB confía en revertir la situación con la puesta en marcha de cinco nuevos proyectos de exploración que esperan producir desde 2023.

Movimiento de carga boliviana por el puerto peruano de Matarani crece en 120% en 2022

El movimiento de carga boliviana por el puerto peruano de Matarani registró un incremento del 120% entre enero y octubre de este año respecto al mismo periodo del 2021, según el informe de evaluación de la estatal Administración de Servicios Portuarios Bolivia (ASP-B).

El gerente ejecutivo de la ASP-B, Dante Justiniano, explicó los detalles de este aumento considerable de la carga boliviana que se movió por este puerto peruano, que lo atribuyó a la reactivación económica boliviana, facilidades que ofrecen a los operadores de comercio exterior en esa terminal portuaria, rebajas de tarifas, el incremento de la demanda interna y la efectiva gestión logística de recepción y despacho de carga ejecutada por esta empresa pública.

“Producto de las gestiones realizadas por la Administración de Servicios Portuarios Bolivia para el movimiento de carga por Matarani, este año se tiene un incremento récord que nos muestra que cerraremos esta gestión con cifras históricas”, declaró.

De acuerdo al detalle oficial, entre enero y octubre de 2021 la ASP-B movió 65.398 toneladas de carga por el puerto de Matarani y este año en el mismo periodo se registraron 144.037 toneladas, es decir, 78.639 toneladas de incremento que representa 120%.

Fruto de la necesidad de contar con tarifas competitivas, la ASP-B gestionó con el operador portuario TISUR una reducción tarifaria por Matarani que en promedio representa un 25% de descuento, lo que permite mejor competitividad operativa y logística.

Justiniano destacó que estas cifras históricas por ambos puertos consolidan una gestión operativa eficiente y dinámica de la estatal boliviana, que opera como agente aduanero en estos puertos.

“Con el impulso de la gestión del presidente Luis Arce, hemos implementado la política de reactivación del comercio exterior boliviano por puertos alternos a los tradicionales, con buenos resultados, como demuestran las cifras del año pasado y este 2022”, precisó.

Justiniano enfatizó que la ASP-B está generando una gestión integral que se basa en buscar mejoras logísticas y de relacionamiento con la comunidad portuaria que permiten, en el marco de la reactivación económica, contribuir al comercio exterior boliviano para salir adelante.

Las pérdidas por veto fueron de $us 830 mil al día

Empresarios estimaron una pérdida de 830 mil dólares por día durante el periodo de restricción a las exportaciones de carne de res y azúcar. Esta medida fue levantada el martes luego de que se garantizara el abastecimiento de estos alimentos en el mercado interno.

“Por cada uno de estos dos sectores, son alrededor de 415 mil dólares. En total son 830 mil dólares por día, ese es un monto importante. De todas maneras, (esperamos) que pronto en los siguientes días o semanas se vaya normalizando la exportación de estos dos rubros”, dijo Marcelo Olguín, gerente general de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia a Fides.

El 26 de octubre, el ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Néstor Huanca, informó que el Gobierno suspendió las exportaciones de soya, azúcar, aceite y carne de res. La medida fue implementada para evitar el desabastecimiento o incremento de precios de estos alimentos.

Olguín denunció que la decisión del Gobierno se la tomó pese a que tenían los certificados de abastecimiento interno y precio justo. Pese a la liberación de las exportaciones, el empresario dijo que se demorarán en realizar nuevos envíos hasta regularizar la cadena de producción.

“El Gobierno nacional restableció las exportaciones de soya y derivados el 31 de octubre; de carne de res, el 7 de noviembre; y de azúcar, el 9 de noviembre. A la fecha no se tiene ninguna restricción temporal de estos productos”, informó el ministro de Desarrollo Productivo.

Santa Cruz lleva adelante un paro exigiendo al Gobierno que el censo se realice en 2023; y personas afines al MAS radicalizaron las medidas con un cerco a la capital oriental.