El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su informe Perspectivas de la economía mundial, pronostica que la escasez de suministros relacionada con la guerra entre Rusia y Ucrania amplificará el encarecimiento del precio de la energía, los metales y los alimentos.
De acuerdo con la organización financiera internacional, los efectos económicos de la guerra se están propagando rápida y extensamente -como una ola sísmica originada en el epicentro de un terremoto- principalmente a través de los mercados de materias primas, el comercio internacional y los vínculos financieros.
Además de la guerra, los extensos confinamientos que ha instituido con frecuencia China -entre otros sitios, en centros manufactureros críticos- han enfriado la actividad en ese país y podrían crear cuellos de botella en las cadenas de suministro internacionales.
El documento describe que si bien se prevé que los cuellos de botella terminarán distendiéndose a medida que la producción en otras partes responda al alza de precios y que entre en servicio nueva capacidad, la escasez de suministros se prolongaría hasta 2023 en algunos sectores.
En consecuencia, se prevé ahora que la inflación se mantenga en niveles elevados por un período mucho más largo de lo previsto, tanto en las economías avanzadas como en las de mercados emergentes y en desarrollo. En muchos países, la inflación en un motivo de preocupación apremiante.
Rusia es un importante proveedor de petróleo, gas y metales, y, junto con Ucrania, de trigo y maíz, la caída actual y prevista del suministro de estos productos básicos ya hizo subir drásticamente los precios. Europa, el Cáucaso y Asia Central, Oriente Medio y Norte de África, y África subsahariana son las más afectadas. El alza de precios de los alimentos y de los combustibles perjudicará a los hogares de menores ingresos del mundo, incluidas las Américas y Asia.
De acuerdo con el FMI, la guerra se suma a la serie de shocks de oferta que sacudieron a la economía mundial en el curso de la pandemia, contribuyendo a situaciones de escasez más allá del sector energético y el agrícola. Las perturbaciones de la producción de un país pueden propagarse con gran rapidez a escala mundial a través de cadenas mundiales de suministro estrechamente integradas.
Este mes, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en una nota reproducida por AFP, aseguró que el Índice de Precios de los Alimentos, que monitorea variaciones mensuales de los precios internacionales de alimentos, alcanzó una media de 159,3 puntos en marzo, lo que representó un 12,6% más que en febrero.
El dato es el más alto del que se tenga registro e incluso superó el alza de la crisis financiera global de 2008. El organismo afirma que la Guerra en Ucrania, que inició el 24 de febrero tras una ofensiva militar rusa, ha provocado el aumento del 17,1% en el precio de los cereales, incluyendo el trigo y otros como la avena, la cebada y el maíz.
La subida más fuerte se registró en los aceites vegetales, que avanzó un 23,2% respecto a febrero, impulsado por el aumento de las cotizaciones del aceite de semillas de girasol que se utiliza para cocinar. Ucrania es el primer exportador mundial de aceite de girasol, y Rusia el segundo.
Visualizan oportunidades
En el contexto externo, productores agrícolas e industriales y exportadores visibilizan oportunidades de mercados, dado el ciclo de altos precios de los productos agrícolas en el contexto global.
De febrero a marzo, cifras publicadas por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), reflejan que en los mercados de los commodities el precio de la tonelada de trigo pasó de $us 390 a 486,3; de soya, de $us 661,6 a 720,6; de maíz de $us 292,6 a 335,5; y el kilo de azúcar, de $us 0,39 a 0,42.
Dados los astronómicos precios que se están dando a escala global para los alimentos, en criterio del gerente general del IBCE, Gary Rodríguez, restringir su exportación y no autorizar la agrobiotecnología para mejorar la productividad de los agricultores, lleva al país a perder como en la guerra, en materia de comercio exterior.
Relievó que con los cupos que se imponen a la exportación de alimentos el país pierde la oportunidad de generar cientos de millones de dólares adicionales en divisas sin mayor esfuerzo, “sin que el Estado mueva un dedo”; pero, pierde también por el lado de la importación, porque se tiene que importar productos cada vez más caros, como el trigo, porque no se escucha al productor.
“Frente a las estratosféricas cotizaciones de los alimentos que se están dando a nivel mundial lo mínimo que podría esperarse son políticas sensatas para incentivar una mayor inversión en el campo con mejor tecnología para aumentar la productividad de la producción y con ello consagrar la soberanía alimentaria y generar más exportación”, mencionó Rodríguez.
Sin incentivos para producir
En criterio del gerente general de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Jaime Hernández, la restricción a las exportaciones de maíz y sorgo que son cultivos de rotación con la soya, son un desincentivo para aumentar la producción y generar excedentes para las exportaciones porque el productor, dada la incertidumbre de mercado externo, planifica su producción en función a la demanda del mercado interno. “Con políticas públicas claras se debería incentivar el incremento de la producción y exportar para aprovechar la coyuntura de precios favorables que pueden aumentar el ingreso de divisas para el país”, manifestó.
Para el presidente de la Confederación Agropecuaria Nacional (Confeagro) y Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Oscar Mario Justiniano, las oportunidades se generan a partir de divisas de exportaciones. Insinúa que somos un país productivo con grandes posibilidades de crecimiento sin necesidad de aumentar las superficies cultivadas mediante el uso de la biotecnología. “Las herramientas de crecimiento están al alcance y mano del Gobierno y deben apuntar al desarrollo y fortalecimiento del sector”, refirió.
Ocasión de ampliar mercados
A decir del gerente general de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (Cadex), Martín Salces, para aprovechar el ciclo de altos precios se debe tener una mirada y acciones estratégicas de largo plazo para realmente explotar las oportunidades de ampliar el mercado de exportación de productos agropecuarios.
Así, dijo que la propuesta sectorial apunta a un gran pacto entre el sector privado y el Estado, para impulsar las exportaciones y con ello promover el empleo formal, el crecimiento y el desarrollo, buscando alternativas a las restricciones que desincentivan producción e inversiones, mejorando la tramitología, la logística interna y en los pasos de frontera, desarrollando biotecnología, entre otros temas.
Salces insinuó que Bolivia y el sector productivo de Santa Cruz se exponen a riesgos por falta de políticas de incentivos asociados a una mejora del aprovechamiento de ciertos ciclos económicos, y el desincentivo que podría generar la reducción de la producción del sector agropecuario que tiene oportunidades de exportación.
“Eso lo estamos experimentando con el maíz, que en determinado momento se exportó, pero por las restricciones se redujo su producción y hoy tenemos escasez, con un déficit de alrededor de 300.000 toneladas. El mundo tiene una tendencia de crecimiento en la demanda de alimentos del 15% anual. Si no se trabaja en medidas de fomento no podremos acceder a una parte de esta demanda de alimentos”, anotó Salces.
Desde el sector agroindustrial azucareros, fuentes consultadas creen que en el oriente hay un potencial dormido que requiere reglas claras, tecnologías modernas para crecer en productividad y eficiencia, hoy más que nunca que el gas y se fue. El agro, minerales y el litio son las alternativas.
El presidente de la Federación Departamental de Empresarios Privados, Jaime Azcarrunz, señaló este miércoles que es alentadora la medida que asume el país vecino de Chile, que aperturará totalmente sus fronteras terrestres desde este primero de mayo, puesto que implicaría menores perjuicios para el comercio exterior boliviano.
“Esa una buena noticia que quiere decir dos cosas, la primera es que Chile a evaluado sus problemas de salud y se ha superado ya en buena parte la pandemia, el que se habrá las fronteras a nosotros nos beneficia en el comercio internacional, va mejorar el transporte”, sostuvo Ascarrunz a la Agencia de Noticias CCB.
El representante de los empresarios privados paceños, señaló que durante más de dos años se mantuvo cerrado la frontera chilena, por la pandemia, lo que perjudicaba en gran medida al comercio exterior boliviano, especialmente al transporte boliviano que se encontraba varado durante mucho tiempo esperando atención sanitaria.
De igual forma los transportistas internacionales de Bolivia se manifestaron al respecto, señalando que eso beneficiaría al flujo de carga en los pasos fronterizos, no obstante aseguraron que esperarán hasta el primero de mayo a que la medida se cumpla.
Control de precios, contrabando, tipo de cambio fijo, subvenciones a productos y servicios básicos, y restricciones a las exportaciones frenan un alza de la inflación en Bolivia, aunque esto conlleva un elevado costo fiscal, señalan expertos.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió el martes que el impacto de la guerra en Ucrania agudizó la subida de precios. El organismo prevé una inflación del 5,7% este año para los países desarrollados (+1,8 puntos) y del 8,7% (+2,8 puntos) para las economías emergentes y en desarrollo.
Bolivia cerró el año pasado con una tasa de inflación de 0,9% que, según el Banco Central de Bolivia (BCB), fue la tasa más baja de la región.
A enero el Índice de Precios al Consumidor (IPC) reportado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), fue de 0,31%, a febrero 0,12% y a marzo la tasa fue negativa -0,05%. La acumulada fue de 0,39%.
Para este año en el Programa Fiscal Financiero suscrito por el BCB y el Ministerio de Economía se espera una tasa de inflación en torno al 3,3%. El Fondo Monetario Internacional (FMI), proyecta un índice de 3,2%.
Para Juan Antonio Morales, expresidente del BCB, es sorprendente que se haya terminado el año pasado con una tasa de inflación tan baja 0,9%.
“En parte se explica porque los países vecinos han devaluado su moneda, están subsidiando alimentos y a Bolivia se ha estado contrabandeando de esos países, ya sea por el tipo de cambio favorable o los controles de precios como es el caso de Argentina, eso explicaría por qué la inflación es tan baja.”, precisó.
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Recordó que la ponderación de los alimentos consumidos dentro y fuera del hogar tienen un peso de 40% en el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
El economista Rolando Morales, por su lado, explicó que la inflación en Bolivia es baja principalmente porque las fronteras están abiertas al ingreso de productos. “La razón más importante es que las fronteras están abiertas, se importa todo. En Argentina están con precios más bajos respecto al dólar y peso boliviano y cuando en Bolivia suben precios, se importa y bajan. Mayor oferta de alimentos hace bajar el precio. Como el dólar es barato acá, nos sale económico importar de allá”, dijo.
Lo mismo ocurre con Perú, donde se produce papa a menor precio y cuando en el país aumenta el precio, se importa.
El otro factor es que en los últimos años hubo una buena producción agrícola y se tuvieron precios estables. La intervención de Emapa en el mercado también contribuye.
Los mismo ocurre, dijo, con la confianza de la población en la moneda nacional.
El economista Germán Molina sostuvo que los productos de países limítrofes ingresan a Bolivia con precios bajos por la devaluación en esas naciones.
En los mercados el consumidor opta por estos alimentos que son baratos. “Hay mayor endeudamiento interno y emisión de dinero, pero eso no generó inflación. Una explicación es que los países vecinos han ajustado su tipo de cambio y hemos importado inflación baja”, subrayó.
También mencionó que el modelo económico está sustentado en un régimen de tipo de cambio fijo, que es es un ancla nominal que estabililiza precios.
Otro factor es que el BCB ha lanzado algunos instrumentos para retirar dinero del mercado y atenuar precios, como por ejemplo el bono navideño.
“Lo fundamental es que se mantiene la confianza en la moneda nacional, en la bolivianización; la gente siente que no tiene necesidad de trasladar su ingreso personal a dólares”, destacó Molina.
Otro economista, que prefirió no mencionar su nombre, identificó al menos seis factores que contienen el alza de precios.
1) Precios regulados de la gasolina, diésel, del tipo de cambio, del pan, de la harina, servicios de energía, agua. Tasas de interés reguladas de créditos productivos y vivienda.
2) La política cambiaria. Hace 10 años que el tipo de cambio está fijo y eso es un ancla nominal para mantener la estabilidad de precios.
3) Las restricciones a la exportación de productos clave: maíz, soya, azúcar, aceite, carne. La política apunta a garantizar provisión del mercado interno y exportar los saldos.
4.- La política monetaria del BCB no es expansiva.
5.- Indirectamente el contrabando es un regulador de precios al igual que las importaciones de alimentos y otros.
6.- El desempleo, la falta de liquidez de las personas y las empresas, y la contracción en la demanda frenan un mayor consumo y por lo tanto la inflación.
Los economistas observan que si bien algunas medidas del Gobierno, como las subvenciones, controlan el alza de precios y benefician al consumidor, el problema es el costo fiscal que se va acumulando.
Los precios del petróleo por el conflicto bélico están al alza y eso elevará el gasto en los subsidios, advirtieron.
En el Presupuesto General del Estado (PGE) de este año se consignó un gasto para la subvención a los carburantes de 4.794,6 millones de bolivianos.
El subsidio a los alimentos tendrá un costo de 168,1 millones de bolivianos y a los servicios de 125,6 millones de bolivianos.
Frente al clamor social contra el aumento de los precios, los gobiernos deben adoptar medidas, incluso subvenciones en el sector energético, siempre que vayan a parar a las personas con pocos recursos, afirmó el martes Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI.
Para incrementar la productividad del sector agropecuario, el Gobierno suspendió el pago de aranceles para la importación de agroquímicos y prepara la instalación de plantas para la producción de fertilizantes de base y foliares.
El Decreto Supremo 4702 aprobado el 20 de abril pasado difiere de manera temporal el gravamen arancelario a 0% hasta el 31 de diciembre de 2022 para la importación de insecticidas, fungicidas, herbicidas, inhibidores de germinación y reguladores del crecimiento de las plantas y productos similares.
La norma, que ya está en vigencia, tiene el objetivo de incrementar el área de producción agropecuaria y afrontar el déficit de alimentos. “Va a contribuir al incremento de la productividad”, subrayó el ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Néstor Huanca, quien recalcó que la medida responde a una demanda generalizada de los productores, ante el incremento del precio de estos insumos en el mercado internacional.
“El propósito es que esa rebaja arancelaria, ese sacrificio fiscal, se traduzca en un beneficio para el sector productivo agropecuario, para que ellos puedan tener acceso a insumos, como los agroquímicos, a un precio más bajo, de tal forma que puedan impulsar la producción agropecuaria”, afirmó el viceministro de Política Tributaria, Jhonny Morales, quien precisó que son más de 40 productos los que no pagan aranceles desde el viernes pasado.
Según Morales, el Gobierno ha decidido impulsar la producción agropecuaria con medidas como el Decreto 4702, que además garantiza la estabilidad de los precios de los productos de consumo masivo en los mercados.
Otras acciones de apoyo al aumento de la producción agrícola y pecuaria, de acuerdo con Huanca, son la instalación de una planta de fertilizantes granulados, con una inversión de Bs 33,4 millones, y de una planta de bioinsumos de Bs 115 millones, además del incremento de la oferta de cimiente a través de la Empresa Estratégica de Producción de Semillas.
Asimismo, agregó, se incluyó a sectores productivos como los trigueros en los créditos SíBolivia (para la sustitución de importaciones con 0,5% de interés).
Con la suspensión de los suministros de litio desde Argentina y Chile, Rusia admitió que ahora solo depende de Bolivia para recibir la materia prima estratégica, según reporta el portal
noticiaslogisticaytransporte.com
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El subjefe del departamento de Metalurgia del Ministerio de Industria y Comercio, Valsdislav Demidov, explicó que en Rusia no hay extracción de litio, que recibe de países latinoamericanos en forma de carbonato de litio.
Ahora que Argentina y Chile no harán los despachos, una medida tomada por la invasión de Rusia a Ucrania, Demidov señaló que el problema con el litio es gigantesco, ya que, en caso de que se produzca una negativa a suministrar mineral por parte de Bolivia, “no tendríamos ningún lugar de dónde sacarlo”.
Cuando comenzó la invasión, Rusia poseía una reserva de 500.000 toneladas de litio.
“El problema con el litio ya es gigantesco, ya que, en caso de que se produzca una negativa a suministrar mineral por parte de Bolivia, no tendríamos ningún lugar de dónde sacarlo”, señaló.
Capacidad de procesar
Rusia tiene capacidad de procesamiento de litio en lugares como las regiones siberianas de Krasnoyarsk y Novosibirsk, y la de Tula, en la parte europea del país.
Con todo, advirtió de que si no llegan las importaciones de litio, “puede surgir un gran problema para satisfacer las necesidades de las baterías de ion de litio”.
También desveló que compañías rusas se están preparando para extraer mineral de litio, aunque aún están a la espera de obtener las licencias gubernamentales. La prensa internacional denunció que Rusia estaría interesada en controlar esas reservas, el grueso de las cuales se hallaría en el Donbás, cuya “liberación” es uno de los objetivos principales de la actual campaña militar rusa.
Por otra parte, una vez empezada la “operación militar especial” rusa en Ucrania, las autoridades ucranianas estimaron en 500.000 las toneladas de reservas de litio sin explotar.
En los últimos años Rusia ha mostrado interés en la exploración de los yacimientos de litio bolivianos, lo que quedó de manifiesto en 2019 durante la visita a este país del presidente de Bolivia, Evo Morales.
Eso sí, en octubre pasado Bolivia, que cuenta con una de las reservas mundiales más grandes de litio en los salares de Uyuni, Potosí y Coipasa (Oruro), negó haber alcanzado un acuerdo con Rusia para explotar esos yacimientos.
En enero, el presidente de Bolivia, Luis Arce, resaltó que la industrialización del litio avanza y en 2021generó Bs 191,1 millones.
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